Wolfgang Amadeus Mozart - Réquiem




El Romanticismo convirtió a Wolfgang Amadeus Mozart en un mito a través de esta sobrecogedora obra: según la leyenda, el músico la compuso con la idea de que se trataba de su propio Réquiem, encargado por un mensajero de la muerte. Aunque la realidad parece ser menos poética, ello no resta un ápice a la potencia expresiva ni a la belleza de la partitura, con algunas secciones que se cuentan entre las cimas no sólo de la producción de Mozart, sino de la música universal: el "Introitus", el "Kyrie", el "Dies irae" o el "Lacrimosa".

En el último año de su vida, se presentó a Mozart, que estaba ya enfermo y deshecho, un taciturno desconocido, que le entregó una carta y desapareció. Era el encargo anónimo de una misa de réquiem, con promesa de buena recompensa. El fúnebre desconocido se volvió a presentar unos días después y pagó un anticipo, recomendando a Mozart que no descuidase su obra. Volvió luego, de vez en cuando, para vigilar el progreso del trabajo. Era, sencillamente, el camarero del conde Franz von Walsegg, rico aficionado que tenía la debilidad de encargar obras a los grandes músicos para hacerlas ejecutar luego haciéndolas pasar por suyas.



Pero aquellas circunstancias singulares turbaron la mente de Mozart, ya fatigada por la áspera y continua lucha por la vida. Se entregó a la composición del Réquiem con el máximo empeño y, al mismo tiempo, con la firme persuasión de que aquella obra había de ser también su canto fúnebre. En efecto, no pudo terminarla. La obra fue completada por su discípulo Franz Xaver Süssmayer (1766-1803), quien, en los últimos años de la vida del maestro, había vivido en estrecha intimidad artística con él. No es fácil determinar exactamente cuál es la parte debida a Süssmayer.

El Réquiem de Mozart se ofrece como una superación de la materia pasional (indudablemente la contemplación de la muerte y la meditación de algunos misterios supremos de la fe) en una visión de serena belleza. El frecuente empleo del contrapunto y del estilo fugado (sobre todo en el "Kyrie" y en el "Quam olim Abrahae" del "Domine Jesu") significa para algunos críticos la inexorabilidad de la muerte; pero es también un mero tributo al estilo que era casi obligado por aquel tiempo en la música sacra.





Una obra que ultimamente no he parado de escuchar.
Excelente, me acompaña en mis horas de desvelo en la madrugada frente a la PC.












Atte: Alejandra

2 comentarios:

  1. Muy buena nota sobre el Requiem de mi querido Wolfgang Amadeus Mozart, hoy si que te pasaste con esta entrada, me encantó, es más todas tus entradas hasta ahora me encantaron, pero esta mas por ser Mozart y su Requiem los protagonistas, besos querida Alejandra, cuidate mucho a ver yo sigo insistiendo, cuando carajo nos podemos ver los 3? eh eh eh?(incluyo a tu hermano tambien obvio), los extraño U_U

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  2. Hola Alejandra, disculpa mi atrevimiento, me presento, soy Luis; sólo quería dejarte un comentario, un agradecimiento por tu nota sobre Mozart, la descarga del requiem, y sobre Die Verbannten Kinder Evas; no había visto ese video, muchas gracias denuevo.
    Me agradó mucho tu Damnatio Memoriae, te quedó muy bonito, aparte de que tiene contenido muy bueno.
    Me despido, un placer haber pasado por aquí...
    Luis Caballero
    Postdata: La canción que más me agrada, de DVKE, y en la música en general es la de "Waters of wide agony", de su segundo album: Come heavy sleep.

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